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Como cada mes, seguimos observando la biografía humana por septenios, según aparece en mi calendario Las Edades de las Mujeres. A esta etapa la he titulado «Enlace de Razón y Corazón».

Como los campos florecidos en mayo, así, de los 28 a los 35 años ya parezco una mujer hecha y derecha. Dispongo de un buen caudal de energía para conquistar mis propios deseos. Es tiempo de cumplir proyectos como emprender un sueño o profesión, lanzarse a recorrer el mundo o formar una familia. Así lo viví yo al mudarme a Almería.

Juventud 2: quinto septenio

Ilustración: «Maternidad» en el quinto septenio. Acrílico sobre papel hecho con amor por Elena Caballero.

En esta fase tengo el don de ordenar y evaluar, lo que me lleva a preguntarme: ¿cómo está articulado el mundo y cómo puedo encajar dentro de él? Hacia los 33 años, podemos liberarnos del yugo del pasado y comenzar a andar nuestra propia vida.

Encontrar a esa persona con quien poder compartir nuestra vida resulta vivificante. Asimismo, con el nacimiento de los hijos, en mi caso, al final del septenio, transitamos por un nuevo camino, salpicado de amor, aventura y sacrificio. ¡Qué gran sorpresa sentirme capaz de querer y cuidar a otro ser humano con una entrega total! Otras mujeres, sin embargo, se zambullen en proyectos personales y profesionales.

Despierto con mayor confianza para saber expresarme. De cualquier forma, invoco a mi guerrera interna para adaptarme y encontrar equilibrio. No quiero verme devorada ni por lo laboral ni por lo familiar. Quiero ser yo misma.

Es un momento en que una puede preguntarse:

¿Qué valor tiene lo vivido hasta ahora?

 

Dentro del proyecto Mujeres de la Naturaleza, dibujé a esta Mujer Tierra como una madre alimentando a su bebé y puse en su boca estas palabras: «Soy la sólida Dama de la Tierra, fértil y oscura. Sostener la vida es mi gran poder femenino. Al igual que una madre, acojo a todos sin juicios. Alimento y doy a luz. Simbolizo la materia, el elemento más físico y receptivo de los cuatro y encarno la parte instintiva del ser humano.

Ilustración: «Mujer Tierra». Acrílico sobre papel hecho con amor por Elena Caballero.

Conecta conmigo a través de los sentidos. Bailar descalza sobre mi piel rescata la memoria de quién eres, pues mis infinitas raíces invisibles, te conectan con la vida salvaje y ancestral que fluye bajo tus pies.

De mí, tierra generosa y sensual, brotan los más espléndidos frutos si me cultivas con semillas sanas, abono natural y buenos cuidados. Con este proceder, devuelvo los afanes multiplicados, para que tu cuerpo florezca a su vez.

Frente a la ignorancia de los voraces mercados que expolian y contaminan mi vientre, urge reivindicar que soy sagrada. La mujer, debe creer en su fuerza como guardiana de la vida para lograr el respeto por la diversidad, la dignidad y la salud de toda la humanidad.

Como Dama de la Abundancia, te ruego que recuperes la pasión por danzar y jugar en el barro, sea cual sea tu edad. Frente al cemento y el plástico, puedes encontrar, en mi regazo, la paz».

 

¿Hace cuánto que no caminas descalza sobre la tierra?

¿Cómo te imaginas a tu Mujer Tierra?