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«De mis bucles torrenciales todo nace, ya que el agua, símbolo de vida por excelencia, es el principio y final de todas las cosas sobre el planeta. Soy la Dama del Río, un puente azul entre lo material y lo inmaterial. Mi flujo constante representa el cambio, la transmutación y los nuevos comienzos.  Circulo sin detenerme por las venas de la tierra en forma de sangre, savia, lluvia o leche.

Ilustración: «Mujer Río». Acrílico sobre papel hecho con amor por Elena Caballero.

Según la tradición oriental, soy el elemento más admirable que existe en la naturaleza, pues evito la altura y tiendo a buscar las zonas más bajas. Atravieso los obstáculos y me adapto a todo tipo de forma, purificando con fervor todo a mi paso.

Comparan mis aguas con las emociones, moviéndose serpenteantes y enardecidas, por el transcurso irreversible del tiempo. Mi caudal impetuoso ha inspirado a pensadores y poetas, desde el  inolvidable Manrique que cantaba “Nuestras vidas son los ríos que van a parar a la mar”,  hasta  el mismo Heráclito que supo que nunca en el mismo río te podrías bañar.

Lo mío es fluir en todo momento. No me estanco, ni me apego. Fluyo por el puro placer de fluir, renovada, como una cascada. Te reto a contemplarme desde la orilla o a dejarte arrastrar por la corriente.  Bañarse en mí es el acto entregarse a la vida para morir y renacer de nuevo».

 

 

¿Qué se necesita para poder fluir con la vida como el agua?

 

 

Recolectando información sobre el significado de la montaña para mi proyecto Mujeres de la Naturaleza, descubrí que para muchas culturas se presenta como centro y eje del mundo. En el Diccionario de Símbolos de Juan Eduardo Cirlot se dice que “La cima de la montaña cósmica no solo es el punto más alto de la tierra, es el ombligo de la tierra, el punto donde dio comienzo la creación” (Gonzalo Rojas). Fascinada con su forma imponente, también comprobé que el símbolo chino de la inmortalidad Tao, es la unión del Ser Humano y la montaña. Así se recoge en el estupendo blog Montaña y tradición. Meditaciones de las cumbres. 

Cumbre inspiradora.

Me gustaría compartir lo que dice en un post titulado “La montaña como símbolo del taoísmo” cuyos contenidos me han resultado muy inspiradores pues demuestran que todo en la naturaleza, si lo miramos con ojos nuevos, nos puede servir para crecer.

Allí se explica que “el Taoísmo establece la existencia de tres fuerzas: una positiva, otra negativa y una tercera, conciliadora”.

“La Teoría del Yin y el Yang surge de la necesidad de expresar de alguna manera los diferentes fenómenos expresados en la Naturaleza, basada en la Filosofía Taoísta, de donde emergen el Pensamiento Tradicional Chino, los conceptos de la Medicina Tradicional, las Artes Marciales o las Artes Meditativas».

El significado original del ideograma chino que representa el “Yin” es el de “la ladera oscura de la montaña”. Simboliza la oscuridad y la pasividad, y se asocia con las cualidades de receptividad, flexibilidad, blandura y contracción. Se mueve hacia abajo y hacia adentro, y sus símbolos principales son la Mujer, el Agua y la Tierra.

«El ideograma “Yang” significa “El lado soleado de la montaña”. Representa la luz y la actividad, se asocia con la resistencia, la dureza y la expansión, se mueve naturalmente hacia arriba y hacia fuera, y sus símbolos son el Hombre, el Fuego y el Cielo».

«La tercera fuerza es el Tao, o fuerza superior que las contiene. El significado más antiguo que existe sobre el Tao dice: «Yi Yin, Yi Yang, Zhè Wei Tao», es decir, «un aspecto Yin, un aspecto Yang, eso es tao”. Entiéndase la idea de montaña como símbolo de unidad. Así, aunque representan dos fuerzas aparentemente opuestas, forman parte de una única naturaleza».

«Por ello el taoísta no considera superior la vida a la muerte, no otorga supremacía a la construcción sobre la destrucción, ni al placer sobre el sufrimiento, ni a lo positivo sobre lo negativo, ni a la afirmación sobre la negación. El Yin y el Yang son los nombres otorgados a los dos aspectos a través de los cuales se manifiesta la Naturaleza. Así, el símbolo del Yin y el Yang representa la Ley de la Eterna Transformación, Yin y Yang son dos opuestos que juntos forman la Unidad. Uno depende del otro y cuando un fenómeno alcanza su máxima expresión, se transforma en su opuesto».

«El adepto o alumno debe saber que, en esencia, el alma pertenece al reino espiritual, que es eterno. Pero que el ser humano está demasiado pendiente de su cuerpo y el mundo material, y es egoísta por naturaleza, lo que la mayoría de las veces impide que despierte su conciencia y descubra su verdadera naturaleza. Por lo tanto, no es consciente de su propia inmortalidad. Es lo que debe conseguir con las meditaciones; lograr llegar a su Ser Interno y despertar su Divina Conciencia».

 

¿Qué montaña simboliza para ti este poder interior del ser humano?