Los pequeños círculos de mujeres es una práctica cada vez más frecuente, inspirada en las reuniones de ancianas que antiguamente trataban las cuestiones que afectaban al bien de la comunidad. A ellas acudía la tribu en busca de autoridad y consejo.

Ilustración: «Las Mujeres Sabias hacen círculos». Acrílico sobre papel hecho con amor por Elena Caballero.

Un cierto número de mujeres sentadas en círculo es un buen lugar para apreciar el poder de lo femenino en acción. Allí se ponen en común experiencias, pensamientos y emociones, y pueden surgir cantos, danzas y rituales de transición o celebración. Es un espacio seguro donde se permite ser lo que eres en cada momento, sin corazas.

El poder sanador del grupo está en sentir empatía y compasión por los demás, y considerar las historias contadas en primera persona una manera de aprender.

Un círculo de mujeres puede funcionar, además, como rampa de lanzamiento para emprender los cambios que se sueñan. En ese lugar, se conecta con las raíces, con la sabiduría de nuestros ancestros, con la naturaleza y con la espiritualidad dentro de cada uno.

Desde la hermandad, se llega a grandes consensos y acciones. Así, se logrará un cambio en la conciencia y en la clase de relaciones que unen a hombres y mujeres. Así lo ha investigado Jean Shinoda Bolen psicoterapeuta norteamericana autora, entre otros, de “Las Diosas de la Mujer Madura” y “El Millonésimo Cículo” y afirma que los círculos van a ayudar al cambio de conciencia en este planeta.

 

¿Y tú qué crees que puedes aportar?

¿Qué experiencia tienes en círculos de mujeres que quieras compartir?

 

 

 

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